sábado, 6 de diciembre de 2014

                                        EPICONDILITIS O CODO DE TENISTA
Es una lesión recurrente en quienes practica tenis y es un fenómeno degenerativo de larga duración.
El llamado codo de tenista corresponde a una alteración de la inserción de los tendones extensores de la muñeca, especialmente el extensor carpi radialis brevis, en una prominencia ósea del borde externo del extremo distal del húmero en la cara lateral del codo, llamado epicóndilo y del cual nace el nombre técnico de Epicondilitis, con el cual también se conoce a esta lesión.

Sin embargo, es necesario hacer algunas aclaraciones al respecto. Primero, este es un fenómeno degenerativo de larga evolución producido por una sobrecarga (deportiva o no) y que presenta elementos degenerativos e inflamatorios teniendo un período variable de tiempo en forma subclínica (sin síntomas). Es así que el uso del sufijo ´itis´, que refleja inflamación aguda no es el que mejor lo refleja y debiera hablarse de entesopatía (entesis es el nombre de la unión tendón-hueso) que describe mejor el trastorno. Segundo, esta lesión se produce en los deportes con raquetas, golf y natación, pero asimismo en actividades laborales o en dueñas de casa, siendo la fisiopatología diferente.

Al realizar un esfuerzo repetitivo con los músculos extensores se produce fatiga muscular lo que lleva a aumentar la tensión en los tendones, y en estos casos en la inserción de ellos, toda vez que son muy cortos, produciendo un daño estructural de las fibras tendinosas al superar los límites de elasticidad, con la consiguiente rotura fibrilar. Involucra, además, fenómenos inflamatorios que llevarán a una alteración de la microcirculación y esta, a su vez, desencadena una alteración trófica, es decir se produce una reparación defectuosa con la formación de un tejido fibroso de mala calidad con escasa regeneración (llamado tejido angiofibroblástico), esto determina que el fenómeno no mejore autoperpetuándose, ya que al someterse a nuevas tensiones se producen microrroturas que reinician el proceso haciéndolo refractario al tratamiento.
    
                                                      
                                                   

Sus mecanismos de producción son diferentes dependiendo del deporte.
En el tenis se produce con gran frecuencia, llegando a presentarse entre un 35% a 50% de los jugadores, tanto a nivel amateur como competitivo y es diferente según el nivel de tenis que tenga. En los jugadores amateur se produce por falla de técnica y en los profesionales por cargas excesivas.

Es así que en los jugadores aficionados se produce habitualmente al realizar el golpe de revés sin lograr mantener la muñeca fija, se realiza una ligera hiperextensión de ella con la consiguiente sobrecarga de los extensores que se insertan en el codo, en cambio en los profesionales se produce principalmente en el saque en la etapa de desaceleración. Después de golpear la pelota en el aire se produce una contracción intensa de los extensores para frenar el golpe, especialmente si se realizó una pronación excesiva (mayor rotación interna del antebrazo).
A lo anterior se agregan factores coadyuvantes tales como los desbalances musculares, descritos hasta en un 70% en jugadores de ranking menores de 18 años en USA sin planes de acondicionamiento físico adecuados; la falta de transferencia de energía y rotación del tronco realizando el movimiento a expensas de la extremidad superior, no logrando compartir la carga, también será más frecuente en aquellos con predisposición genética, stress ocupacional, deficiencias físicas (enfermedades neurológicas que produzcan atrofia muscular) o en aquellos con lesiones a repetición.
En el golf se produce en el codo que enfrenta el swing, también por un gesto deportivo erróneo al realizar una hiperextensión de la muñeca al momento de golpear la pelota, al mantener el tronco rígido. Lo recomendable es que debiera, por el contrario, mantener la muñeca rígida y rotar el tronco. En la natación también se produce este tipo de lesión y se ve principalmente en la técnica de espalda.

Además, esta patología se ve principalmente en los deportes con raqueta como pádel, raquetbol, squash, tenis de mesa. Es menos frecuente en deportes como el básquetbol o vóleibol, a pesar de que botean mucho y se usa bastante el brazo.
Los síntomas que presentan los pacientes es un dolor muy puntual en el epicóndilo de la paleta humeral. Además, tienen imposibilidad de tomar algo con la palma de la mano hacia abajo y dolor al dar la mano con el codo extendido.
El diagnóstico es eminentemente clínico, pero además se puede apoyar con la radiografía convencional, que habitualmente es normal y en casos prolongados presenta alguna calcificación en la zona de la lesión.
El examen de elección es la Ecografía Musculoesquelética, que muestra con detalles las características de la lesión, engrosamiento, alteración de la trama fibrilar, congestión, calcificaciones y microrroturas, las que permitirán al médico tratante determinar el tratamiento y hacer un pronóstico sobre el tiempo necesario de éste. La desventaja de este método es que es operador-dependiente, vale decir, sus resultados dependen de la experiencia y conocimiento del médico radiólogo. La imagen por Resonancia Magnética también muestra una alteración de señal en la inserción de los extensores, pero con menos detalles. Si se agrega a esto que tiene un mayor costo se reservará solamente para los casos en que exista una duda diagnóstica con patología intraarticular de codo.
El manejo de esta lesión es médico kinésico en cerca de un 90%, reservándose la cirugía para los casos rebeldes.
El tratamiento de estas lesiones se inicia con la suspensión de la actividad física o movimientos repetitivos que intervinieron en su génesis, no siendo necesario el reposo absoluto. El tiempo variable dependerá de la actividad y del grado de daño estructural que nos muestra la ecografía. El uso de hielo local por 10 minutos 2-3 veces al día, especialmente después de tener que usar la extremidad superior, aunque sea en actividades cotidiana, es importante.


Referencia:

Vergara, F. J. (2011). Epicondilitis o Codo de Tenista. Clínica MEDS, Medicina Deportiva.


Soraya Galacho Gontán

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