EPICONDILITIS
O CODO DE TENISTA
Es una lesión recurrente en quienes practica tenis y es
un fenómeno degenerativo de larga duración.
El
llamado codo de tenista corresponde a una alteración de la inserción de los
tendones extensores de la muñeca, especialmente el extensor carpi radialis brevis, en
una prominencia ósea del borde externo del extremo distal del húmero en la cara
lateral del codo, llamado epicóndilo y del cual nace el nombre técnico de
Epicondilitis, con el cual también se conoce a esta lesión.
Sin
embargo, es necesario hacer algunas aclaraciones al respecto. Primero, este es un fenómeno degenerativo de larga evolución producido por
una sobrecarga (deportiva o no) y que presenta elementos degenerativos e
inflamatorios teniendo un período variable de tiempo en forma subclínica (sin
síntomas). Es así que el uso del sufijo ´itis´, que refleja inflamación
aguda no es el que mejor lo refleja y debiera hablarse de entesopatía (entesis
es el nombre de la unión tendón-hueso) que describe mejor el trastorno.
Segundo, esta lesión se produce en los deportes con raquetas, golf y natación,
pero asimismo en actividades laborales o en dueñas de casa, siendo la
fisiopatología diferente.
Al
realizar un esfuerzo repetitivo con los músculos extensores se produce fatiga
muscular lo que lleva a aumentar la tensión en los tendones, y en estos casos
en la inserción de ellos, toda vez que son muy cortos, produciendo un daño
estructural de las fibras tendinosas al superar los límites de elasticidad, con
la consiguiente rotura fibrilar. Involucra, además, fenómenos inflamatorios que
llevarán a una alteración de la microcirculación y esta, a su vez, desencadena
una alteración trófica, es decir se produce una reparación defectuosa con la
formación de un tejido fibroso de mala calidad con escasa regeneración (llamado
tejido angiofibroblástico), esto determina que el fenómeno no mejore
autoperpetuándose, ya que al someterse a nuevas tensiones se producen
microrroturas que reinician el proceso haciéndolo refractario al tratamiento.
Sus
mecanismos de producción son diferentes dependiendo del deporte.
En el tenis
se produce con gran frecuencia, llegando a presentarse entre un 35% a 50% de
los jugadores, tanto a nivel amateur como competitivo y es diferente según el
nivel de tenis que tenga. En los jugadores amateur se produce por falla de
técnica y en los profesionales por cargas excesivas.
Es
así que en los jugadores aficionados se produce
habitualmente al realizar el golpe de revés sin lograr mantener la muñeca fija,
se realiza una ligera hiperextensión de ella con la consiguiente sobrecarga de
los extensores que se insertan en el codo, en cambio en los
profesionales se produce principalmente en el saque en la etapa de
desaceleración. Después de golpear la pelota en el aire se produce una
contracción intensa de los extensores para frenar el golpe, especialmente si se
realizó una pronación excesiva (mayor rotación interna del antebrazo).
A
lo anterior se agregan factores coadyuvantes tales como los desbalances
musculares, descritos hasta en un 70% en jugadores de ranking menores de 18
años en USA sin planes de acondicionamiento físico adecuados; la falta de
transferencia de energía y rotación del tronco realizando el movimiento a
expensas de la extremidad superior, no logrando compartir la carga, también
será más frecuente en aquellos con predisposición genética, stress ocupacional,
deficiencias físicas (enfermedades neurológicas que produzcan atrofia muscular)
o en aquellos con lesiones a repetición.
En el golf
se produce en el codo que enfrenta el swing, también por un gesto deportivo
erróneo al realizar una hiperextensión de la muñeca al momento de golpear la
pelota, al mantener el tronco rígido. Lo recomendable es que debiera, por el
contrario, mantener la muñeca rígida y rotar el tronco. En la natación también
se produce este tipo de lesión y se ve principalmente en la técnica de espalda.
Además, esta patología se ve principalmente en los deportes con raqueta como pádel, raquetbol, squash, tenis de mesa. Es menos frecuente en deportes como el básquetbol o vóleibol, a pesar de que botean mucho y se usa bastante el brazo.
Además, esta patología se ve principalmente en los deportes con raqueta como pádel, raquetbol, squash, tenis de mesa. Es menos frecuente en deportes como el básquetbol o vóleibol, a pesar de que botean mucho y se usa bastante el brazo.
Los
síntomas que presentan los pacientes es un dolor muy puntual en el epicóndilo
de la paleta humeral. Además, tienen imposibilidad de tomar algo con la palma
de la mano hacia abajo y dolor al dar la mano con el codo extendido.
El diagnóstico es eminentemente clínico, pero
además se puede apoyar con la radiografía convencional, que habitualmente es normal y
en casos prolongados presenta alguna calcificación en la zona de la lesión.
El examen de elección es la Ecografía
Musculoesquelética, que muestra con detalles las
características de la lesión, engrosamiento, alteración de la trama fibrilar,
congestión, calcificaciones y microrroturas, las que permitirán al médico
tratante determinar el tratamiento y hacer un pronóstico sobre el tiempo
necesario de éste. La desventaja de este método es que es operador-dependiente,
vale decir, sus resultados dependen de la experiencia y conocimiento del médico
radiólogo. La imagen por Resonancia Magnética
también muestra una alteración de señal en la inserción de los extensores, pero
con menos detalles. Si se agrega a esto que tiene un mayor costo se reservará
solamente para los casos en que exista una duda diagnóstica con patología
intraarticular de codo.
El
manejo de esta lesión es médico kinésico en cerca de un 90%, reservándose la
cirugía para los casos rebeldes.
El
tratamiento de estas lesiones se inicia con la suspensión de la actividad
física o movimientos repetitivos que intervinieron en su génesis, no siendo
necesario el reposo absoluto. El tiempo variable dependerá de la actividad y
del grado de daño estructural que nos muestra la ecografía. El uso de hielo
local por 10 minutos 2-3 veces al día, especialmente después de tener que usar
la extremidad superior, aunque sea en actividades cotidiana, es importante.
Referencia:
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